En el día de San Valentín te voy a escribir sobre una de la composiciones que más me gustan: la obertura de Romeo y Julieta de Chaikovski.
La trágica historia de la obra de Shakespeare ha servido en muchas ocasiones de lienzo para plasmar el amor y la fatalidad. Desde la pasión arrebatada de Chaikovski hasta la fuerza dramática de Prokófiev, pasando por la intensidad romántica de Berlioz y la ópera de Gounod, la música ha encontrado en esta historia una fuente de emociones.
Mientras lees el artículo sería interesante que escucharas la obertura de Chaikovski, verás cómo te conectarás con la pieza y querrás saber más.
Te la dejo en este enlace interpretada por la Orquesta Sinfónica de Galicia y el director Ion Marin: Obertura-Fantasía Romeo y Julieta.
Análisis de la Obertura de Romeo y Julieta de Chaikovski
Chaikovski poseía una sensibilidad única para capturar el drama, y su Obertura-Fantasía Romeo y Julieta es una clara muestra de ello.
En tan solo 20 minutos, su música nos transporta desde la tensión y el conflicto hasta la dulzura del amor joven.
Pero comencemos por el principio:
La pieza lleva por subtítulo «Obertura-Fantasía», lo que ya de por sí resulta algo peculiar, porque generalmente una obertura sirve como introducción a una ópera, oratorio, ballet o cualquier otra composición lírica.
El propósito de una obertura es preparar al público para lo que vendrá, estableciendo el ambiente de toda la obra que sigue. En este caso, nos encontramos con una obertura que no forma parte de una obra mayor.
Sin embargo, no es la primera vez que esto ocurre en la historia de la música. Por ejemplo, la Obertura de las Hébridas de Mendelssohn también es una pieza autónoma.
Bien, ese sería un buen tema para otro momento, me lo apunto, pero ahora toca centrarse en la Obertura-Fantasía de Chaikovski.
Y esta obra es música programática.
¿Qué significa esto? Pues que su propósito es evocar ideas, imágenes o emociones en la mente del oyente.
Algunos ejemplos conocidos de música programática son Las Cuatro Estaciones de Vivaldi o la Sinfonía Fantástica de Berlioz, pero en toda esta obertura encontramos infinidad de ejemplos.
Ahora lo veremos, su música programática representa estupendamente la historia de Shakespeare:
La obra de William Shakespeare cuenta la trágica historia de dos jóvenes enamorados: Romeo Montesco y Julieta Capuleto, cuyas familias se profesan un profundo odio. A pesar de las dificultades, deciden casarse en secreto, pero una serie de malentendidos lleva a un desenlace fatal.
Uno de los personajes más importantes de la obra es un fraile llamado Fray Lorenzo. Al escuchar la obertura, lo primero que nos llega es, precisamente, el tema de este personaje.
No lo digo yo, sino que es algo que aparece en los escritos del propio Chaikovski.
Cuando pensamos en lo religioso, una de las primeras imágenes que surgen es la de una iglesia. Si alguna vez has visitado una iglesia europea, seguro habrás notado el órgano, que generalmente se encuentra en una parte alta de la iglesia.
Es por esta razón que podemos decir que el órgano, por su misma naturaleza, simboliza lo divino en la música.
Y es precisamente por esto que Chaikovski elige comenzar su obra con solo cuatro instrumentos de viento, creando un sonido que inmediatamente nos conecta con lo trascendental:
La obra comienza en un Andante non tanto quasi Moderato con los dos clarinetes y los dos fagotes.

No soy profesora de análisis, ni especialista en análisis musical, tan solo una clarinetista que ha tenido la suerte de interpretar esta pieza en varias ocasiones a lo largo de mi vida. Cada vez que la he interpretado, siempre me ha sugerido que estos primeros compases crean una sensación de anticipación y misterio, como si estuviéramos a punto de adentrarnos en una historia intensa en pasión y conflicto.
En la obra de Shakespeare, la trama comienza directamente con una batalla entre las dos familias, lo que establece de inmediato la rivalidad entre ellas. Sin embargo, la versión de Chaikovski no comienza de la misma manera.
Fíjate en que, cuando las cuerdas hacen su entrada, se crea una sensación de neblina, una especie de incertidumbre que nos hace sentir que algo importante está por suceder, pero no sabemos exactamente qué.
La finalidad de todo este principio es poder crear en la orquesta un ambiente mucho más lleno y redondo, de tal forma que podamos imaginar que está sonando el órgano.
Ese ambiente de misterio se mantiene durante unos momentos, hasta que, de repente, resuena el verdadero comienzo de la historia tal como la describe Shakespeare: el tema de la batalla entre las dos familias.
En el video que te he compartido aquí arriba, puedes comprobar cómo los músicos de la OSG consiguen ese sonido aterciopelado y unido para adentrarnos a una historia llena de emoción.
Por eso, para mí, esta primera parte de la obertura, esos primeros minutos de música son un preludio valioso en sí mismo. No solo estamos oyendo el ambiente asociado a Fray Lorenzo, con ese toque religioso que hemos mencionado, sino que también se introduce una atmósfera más misteriosa.
Para continuar con la pieza quiero contarte la batalla:
Cuando nos imaginamos la batalla entre los Montesco y los Capuleto, todos pensamos en una lucha medieval de espadas y la forma que tiene Chaikovski de escribirlo es totalmente rítmica e inestable.

Aunque en la partitura esté escrito muy claro donde deben tocar los músicos, el público tiene otra perspectiva, se crea la sensación de que no hay estabilidad rítmica.
Esta parte es para mí de mis favoritas. Cuando vayas a ver la obra en algún concierto, fíjate en cómo se mueven los músicos. Aunque parezca inestable, nada de eso.
Todos los músicos de viento y y percusión tienen estos motivos rítmicos mientras que las cuerdas hacen semicorcheas creando esa lucha de poder.

Después de esta batalla, nos encontramos con el dueto de amor entre Romeo y Julieta.
En esta parte, Chaikovski escribe para flauta y oboe tocando al unísono, como si fueran un único instrumento y a la misma vez un corno que va tocando la melodía en contra de la melodía de la flauta y el oboe. En esta parte parece que estamos escuchando una conversación entre Romeo y Julieta.

Termina el tema de amor y, dentro de la obra de Shakespeare, encontramos una fiesta en la casa de los Capuleto. En esta fiesta, Romeo, que pertenece a la familia Montesco, aparece inesperadamente. La familia Capuleto descubre la presencia de Romeo en la fiesta, y esto se refleja en la música de las cuerdas.
Es muy interesante notar cómo Chaikovski escribe para las cuerdas un sonido muy suave y preciso, dando la sensación de que está a punto de comenzar un segundo asalto. Y así vuelve a aparecer la melodía de la batalla.
Pero esta vez, como vuelve a vencer el amor, Chaikovski escribe el tema amoroso, pero con toda la orquesta. Y así queda, para mí, esta parte como uno de los motivos musicales más bonitos de todo el romanticismo.
Mientras que Romeo y Julieta se aman, escuchamos también la lucha de poder de las familias. Pero esta vez, no vence el amor.
Romeo acaba de recibir la noticia de que Julieta «ha muerto» (Julieta está dormida).
Chaikovski utiliza el timbal como una marcha fúnebre.

En este momento, Romeo entra y ve a Julieta en su féretro. Chaikovski escribe para los chelos y los primeros violines un sonido triste y melancólico.
Es aquí donde Romeo bebe el veneno y su vida comienza a desvanecerse lentamente.
Recuerda que al principio te mencioné que estábamos en una iglesia y que la melodía era interpretada por dos clarinetes y dos fagotes. Esta vez, el genio de Chaikovski utiliza todos los instrumentos de viento para representar la muerte de Romeo, simbolizando cómo su alma asciende al cielo.
Mientras el alma de Romeo sube al cielo, un rayo de esperanza aparece con el sonido de un oboe: Julieta despierta.
Observa cómo el tema del amor es muy similar al del llanto. Julieta se da cuenta de que Romeo ha muerto y lo besa, intentando beber el veneno, pero no es suficiente.
Entonces, toma una daga y se la clava. La música termina al unísono, tocando la misma nota, lo que nos hace entender que la vida de estos dos amantes se ha ligado al mismo fin, compartiendo destino.
Espero que te haya gustado esta historia. ¡Feliz San Valentín!