La música clásica es una joya cultural que nos conecta con siglos de historia y emociones humanas. Sin embargo, en el contexto actual, parece cada vez más difícil conectar e introducir la música clásica con las nuevas generaciones, quienes a menudo la perciben como algo ajeno o lejano.
Como gestora cultural dedicada a la música clásica, me he preguntado una y otra vez:
¿Cómo podemos acercar esta forma de arte a los jóvenes para que la sientan como algo suyo?
En este artículo no solo abordaré estrategias, sino que compartiré reflexiones personales y ejemplos prácticos que me han inspirado a lo largo de mi carrera y que aplico en mi trabajo diario para acercar la música clásica a las nuevas generaciones.
La música clásica en la educación musical: una base teórica
Empecemos por el principio: Sabemos que la música clásica tiene un impacto significativo en el desarrollo de los niños y jóvenes. Estudios como los de Howard Gardner sobre las inteligencias múltiples destacan la importancia de la inteligencia musical.
Cuando los niños están expuestos a la música clásica no solo desarrollan habilidades cognitivas como la memoria y el razonamiento espacial, sino también competencias emocionales como la empatía y la sensibilidad.

En mi experiencia, esta riqueza solo puede revelarse si conseguimos superar las barreras que a menudo separan a los jóvenes de la música clásica.
Estas barreras incluyen su percepción como elitista, la competencia de géneros más populares y los métodos tradicionales de enseñanza que no siempre logran inspirar. Afortunadamente, existen enfoques y proyectos que han demostrado que estas barreras pueden derribarse.
Barreras para la conexión entre la música clásica y los jóvenes
A lo largo de los años me he ido encontrando una serie de limitante que han hecho de barrera entre la música clásica y los jóvenes:
- La percepción elitista: A veces se asocia la música clásica con un cierto elitismo cultural, lo que puede alejar a quienes no se identifican con ese mundo. Esta barrera puede romperse si hacemos que la música sea accesible y cercana, mostrándola como una expresión universal de emociones. Un ejemplo muy claro para romper esta barrera es el «Concierto de una noche de verano de la Filarmónica de Viena», concierto que se celebra anualmente en el palacio de Schönbrunn (Viena). Recomiendo al 100% que vayas a disfrutar de este concierto gratuito para todos los públicos. Es el mejor ejemplo que he visto (y una experiencia que no vas a olvidar) de cómo combatir la percepción elitista.
- La competencia cultural: Hoy en día, los jóvenes tienen a su disposición múltiples opciones culturales y de entretenimiento que son rápidas y visualmente impactantes. El cine y los videojuegos son duros rivales. La música clásica puede competir aquí si nos enfocamos en presentar sus historias y emociones de manera moderna. Un ejemplo sobre cómo enfocar la música clásica de manera moderna para que asistan jóvenes a los conciertos son los didácticos de Aupex, la asociación de Universidades populares de Extremadura.
- Métodos tradicionales de enseñanza: En demasiadas ocasiones, la música clásica se presenta de manera distante, como algo que hay que aprender para el currículum, pero no disfrutable. Los métodos interactivos y participativos pueden transformar esta percepción.
Superar estas barreras no es fácil, pero es absolutamente posible. En este artículo compartiré algunas estrategias que he visto funcionar y que creo firmemente que pueden ser replicadas.
Estrategias creativas y efectivas
1. Integración educativa: proyectos en el ámbito escolar
Los colegios son el lugar perfecto para empezar a introducir la música clásica en las nuevas generaciones . Proyectos como Afinando de la Fundación Orquesta de Extremadura son una inspiración.
Este proyecto utiliza talleres, ensayos abiertos y otras actividades que conectan a los estudiantes con la música de una manera directa y emotiva. Los niños no solo escuchan la música; la hacen, la viven, la sienten y la entienden.
He visto de primera mano cuando hice las prácticas con esta orquesta cómo este enfoque no solo fomenta el aprendizaje musical, también desarrolla habilidades como el trabajo en equipo y la escucha con atención. Lo importante aquí es crear experiencias que queden en la memoria de los jóvenes.
2. Innovación metodológica: aprendizaje experiencial
Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que los jóvenes necesitan experiencias, no clases magistrales. El proyecto ACORDES de la Fundación Atrio Cáceres, que tengo el orgullo de coordinar, se basa en este principio.
Este proyecto conecta a niños y la música clásica a través del juego y la gamificación, creando un entorno en el que la música deja de ser algo distante para convertirse en una herramienta de exploración y diversión.
Dentro de nuestra metodología utilizamos la gamificación para transformar la experiencia musical en algo emocionante y accesible.
Los niños participan en actividades donde los conceptos musicales se convierten en retos, recompensas y juegos que despiertan su curiosidad.
Por ejemplo, trabajamos con dinámicas que les permiten «descifrar» melodías, relacionar piezas clásicas con historias o competir en equipos para crear interpretaciones originales.
Esta metodología no solo les acerca a la música clásica, sino que también fomenta habilidades como la colaboración y el pensamiento crítico.
Además, vivimos en un mundo donde las redes sociales y las plataformas digitales son el lenguaje cotidiano de los jóvenes. Transformar la música clásica para que encaje en estos formatos no es solo una opción, es una necesidad.
En este sentido, hemos integrado herramientas digitales como aplicaciones interactivas y juegos musicales online que complementan las actividades presenciales.
Otro aspecto clave ha sido el uso de redes sociales para extender el impacto del proyecto. A través de videos cortos en plataformas como Instagram, mostramos fragmentos de las actividades, grabaciones de los ensayos y logros de los niños, lo que también motiva a las familias a involucrarse y fomenta un sentido de comunidad.
Estos formatos son atractivos para los niños, además de permitir experiencias compartidas con amigos, generando un efecto multiplicador.
He sido testigo de cómo estas herramientas despiertan un entusiasmo genuino en los niños.
La tecnología no reemplaza la experiencia musical en vivo, pero sí la complementa de una manera que conecta con los códigos y lenguajes de las nuevas generaciones, asegurando que la música clásica sea percibida como algo vivo y cercano.
3. Espacios inclusivos y participativos: co-creación
Para que los jóvenes se sientan verdaderamente conectados con la música clásica debemos involucrarlos en su creación. Iniciativas como talleres de composición o conciertos inmersivos, donde el público participa activamente, pueden transformar la experiencia.
He comprobado, cuando los jóvenes tocan o componen su propia versión de una pieza clásica, que se sienten más empoderados y conectados con este mundo. Dejan de ser simples oyentes para convertirse en creadores y, lo más importante, en un momento de sus vidas en que se están desarrollando más que en otras posteriores.
Reflexión final
Personalmente, creo que la música clásica tiene un poder único. Vale, digo eso de la música en cada artículo que escribo, así que será que tiene más de uno. Pero aquí me refiero a que puede hablar directamente a nuestras emociones y conectar a las personas más allá de las palabras.
Por esto, para introducir la música clásica en las nuevas generaciones, necesitamos acercársela de una manera que les hable en su lenguaje.
Ya sea a través de proyectos educativos, experiencias interactivas o el uso de tecnología, estoy convencida de que es posible hacer que los jóvenes sientan la música clásica como algo cercano y relevante.
No solo se trata solo de preservar un legado cultural, sino de abrir nuevas puertas para que este arte siga vivo en el futuro.